martes, 13 de enero de 2009

LAS NIEBLAS DEL CAMINO


Cuando ya has dado los primeros pasos en el Camino. Cuanto más inmerso te encuentras en él, vives momentos de debilidad física. El clima duro del invierno se presenta ante tus ojos, desafiante. Lluvia, viento gélido, nieve. El cansancio de las primeras etapas ya una semana ya diez días. El mal tiempo se alía con los dolores físicos. Entonces crees que no puedes más que estás derrotado.


Que quién te mandó ir al camino, por qué motivo. La debilidad se hace fuerte y se apodera cada vez más de ti. De tu cuerpo, de tu ánimo, de tu espíritu.


Te sientes derrotado. Y solo.


Cada paso sientes que la distancia crece y que nunca llegarás a la etapa final del Camino.


Un caminar lento, duro, casi no sumas kilómetros. Deseas llegar al final de esa etapa.


Pero cuando más derrotado te encuentras algo en lo más hondo de tu alma crece. Es el Ser.

Que te empuja, te anima y alienta a seguir. A superar cualquier escollo del camino. Te dice; "tu no has venido ha realizar un camino físico, este es un símbolo de otro mayor, el Camino Interior".


Y no tiene fin ni meta. No termina en Santiago ni en Fisterra. Va más allá, Ultreia.


Supone la superación de cualquier percance, ya sea del tiempo, ya sea personal. Nos dice; "somos más fuertes de lo que nosotros pensamos" "Supera tus límites y crece".


El Camino es una peregrinación hacia nuestro verdadero yo, el Ser.


Es un camino largo, lleno de dificultades. Pero las que nosotros mismos colocamos y por ende nosotros somos quienes podemos vencerlas.


El Camino nos despierta ese "yo" profundo y olvidado que nos une a otros que ya estuvieron aquí, que se buscaron al descubrir el Camino. Que pudieron vivir momentos mágicos y espirituales en estas tierras del Camino de las estrellas.


El Camino es la espina dorsal del alma de Europa.


No es por casualidad todo el simbolismo que rodea a las piedras del camino. Aquí hay algo vivo, algo espiritual que marca a todos los que por el transitan. Ya sea de forma consciente o no. Pero algo del camino les impregna en lo más hondo de sus almas.


Y esa experiencia no les dejará indiferentes. Y si tu eres un alma libre, que buscas más allá de las cosas querrás que esa sensación no te abandone y que continúe en ti. Para ello buscaras muchas cosas para alimentar y hacer crecer eso que no sabes que es.


Pero fuera del Camino será difícil encontrar la tonalidad adecuada que sentiste allí. La vida de la ciudad, la rutina, los problemas te alejan de esa sensación.


Y tu quieres que siga en ti. Y buscas pero no todo lo que encontrarás será la respuesta adecuada. Buscas la sensación que se apoderó de ti en el viaje al punto de partida, en la primera etapa, en el interior de esa iglesia románica, en la conversación tan especial con aquel peregrino francés, en la emoción que sentiste en la subida al Pico del Pollo, a O'cebreiro y al oír los cantos gregorianos de su iglesia mientras contemplas el Santo Grial, en Santiago o en Finisterre, o cuando dejas el Camino y regresas.


Pues eso amigo peregrino, es el Ser que crece en ti con la vivencia espiritual del Camino y si eres consciente de lo maravilloso que hay en tu interior lo alumbraras buscando respuestas y sensaciones similares que hagan cada vez más fuerte ese sentir.


Y al igual que nosotros buscaras almas gemelas que sientan igual que tu. Pero esas almas ya las has encontrado. Sólo mira en tu corazón y siente. Ahí está la respuesta.

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